El perro, descendiente del lobo gris, fue el primer animal domesticado por los humanos durante el Paleolítico Superior (hace unos 20 mil años). No obstante, tenemos algunas incógnitas sobre este proceso: la fecha, el lugar o lugares de origen y cómo ocurrió este proceso evolutivo.
Hasta ahora, las pruebas de la domesticación se han basado principalmente, en el estudio de los restos esqueléticos de los yacimientos arqueológicos y en los datos genéticos de perros y lobos actuales. En los últimos años, el análisis del ADN antiguo abre una nueva ventana para conocer las especies antiguas implicadas en el proceso de domesticación. En Euskal Herria tenemos el resto del perro más antiguo descubierto hasta ahora, en el yacimiento de Erralla (Gipuzkoa) con una antigüedad ~17.000 calBP. En nuestro grupo de investigación de Biología Evolutiva Humana de la UPV/EHU, estamos analizando el ADN de restos de lobos y perros desde épocas paleolíticas, ya que una posible hipótesis es que la región cantábrica fuera uno de los lugares de origen de la domesticación en Europa.
Sobre las causas que impulsaron la domesticación, nos planteamos muchas preguntas, como por ejemplo el tipo de relaciones que entablaron las especies de cánidos con los humanos y qué rasgos sociales, conductuales y cognitivos de ambos, hicieron posible que una especie temida se convirtiese en el mejor amigo del ser humano.