Los testimonios de las personas que hemos consumido drogas hasta desarrollar una adicción sirven para visibilizar un problema, ponerle nombre, reducir el estigma y animar a que las personas que sufren por este motivo —o sus familias— hablen de ello sin tanto miedo. Sin embargo, no sirven para que los jóvenes no prueben las drogas o dejen de consumirlas.
No sirven porque la motivación a la hora de consumir está en la propia naturaleza de la adolescencia. En esta charla, voy a explicar qué naturaleza es esa, cómo respondió la mía al consumo y qué hubiera hecho ahora distinto para no llegar a dinamitar parte de mi vida.