Ya no quedan polímatas. Lo fueron Leonardo, Miguel Ángel, Copérnico, Galileo, Descartes, Newton, Hildegarda y Darwin; Arnau de Vilanova, Ramon Llull y Miguel Servet; Florence Nightingale, Ada Lovelace y Hedy Lamarr; Torres Quevedo, Joaquín Costa y Cajal, Santiago Ramón y Cajal. Y muchos otros antes, muy pocos después y prácticamente nadie ahora. Ya no quedan polímatas, a lo sumo diletantes. ¿Por qué?